Uno y otros poemas
Juan manuel silva barandica
Uno
Algunos trabajan solo lo que conocen
o pueden entender.
De niño me persiguió una imagen del infierno:
era un abismo
de roca dúctil parecido a un gran cañón
de carne viva o barro.
Hay además la historia del pintor japonés
necesitaba la visión
del espanto para producir uno similar
mediante el biombo del rey.
Torturas, heridas y sufrimientos
definieron el cuerpo de su hija
con fuego y perfección
solo el vacío es armonioso, parecía decir.
Lo entiendo, la idea era evitar la idea
evitar los rodeos, los tropos,
sus trágicas consonancias
sus alusiones y que abriese sin saltos
la sal de la espuma
sin océano quemase infinitivos con la envidia
de la imagen limpia
sin idea
sin alusión ni rodeo alguno, literal.
Como la historia del pintor japonés incapaz
de crear un infierno sin antes sufrir
el infierno mismo a través de todos sus símbolos
somos los pasos de un peregrino en la nieve
inútiles consonancias
que no dan calor ni aterrorizan.
Prefiero esbozar otra definición
de infierno:
el nombre de un carnet
junto a la foto de un muerto.
Chantas culiaos, los tengo cachaos
“Everywhere he lives
he invites people
over for supper.
It is a lot of work.
Artichoke pasta.
Peaches.
His deep smile”.
La palabra artichoke rima con work
alcaucil parece alguacil
o algo así.
Alcachofa es parecida a antistrofa.
Otra cosa,
la realidad tiene capas
amargas,
por eso la metáfora
del corazón — al fondo
la burda superficie se amilana y asienta.
Odio la cultura helénica
no quisiera saber cómo eran sus hojas
o lo que en el abismo
de los siglos se siembra.
Hate, rage, misunderstanding
te odio, conchetumare
vuelve vulva bolo
la boca de la tierra negra
o quizás un clona
o Anne Carson,
esa mente que controla el poema
(waaaaaaaa, la volá en la que se fue)
vil
como una donación o un prestamista
palabras que solo tranquilizan
se apoyan en la almohada de las cosas
igual a quien trabaja
el negocio del espíritu o del pasado
haciéndose el gilo
cuéntate una nueva.
Escoba.
No hay lugar más wea
para lo vulgar
que la imaginación o una idea.
Es como si una X y una D
cayeran al poema
para tocarse en un ET.
Cachen, se lo piteó
Entre el canto de los manes hago zazen
leer
el futuro
en las manos lo que dona la mar
y la cólera
los barcos delinean sus nombres
matamos la última ballena
para traerles la luz
un puñado de vidrios
así ya no miran más la noche.
Los dientes se confunden con semillas.
La luz trae un diccionario de chercanes.
Dime qué lobo marino soporta
un trabajo de ocho horas
quien puso la primera letra
solo conocía la costa y la espuma
eran cosas domésticas
borra a cada nativo en sus natividades
que el fuego les vaya
comiendo las manos y los ojos
y todo naturaleza, amor,
progreso, océano, olas
entonces canta el agua
como si faltara, dila verde
o desierto
el rayo es hermoso
aunque te corte la cabeza
así se reserva a cada quien lo que merece
fluye como el mar
sin dueño
se escurre lo que no
lo que nunca
lo que el ciego imagina
y nadie mete tanta mula
nadie embacalla
tanto
el relato.
Fluye el animal desde el cigoto a la parrilla
y fluimos, es bonito
el crédito avanza
los precios
el valor
es el sol en la fotografía
con todo vamos
hacia la mañana
con la señal de la cruz
multiplica
divide
fluye
nuestra matemática bella
abre más
amplía
que nada se pierda o se olvide
transforma un día en toneladas
sublimas
¿cabe la riqueza de una cifra
en un poema?
un signo en sobrecarga necesita
su impuesto
su aduana.
Pero qué Martín Pescador
estaría 12 horas arando las aguas
por una terna, una quina,
por las puras, por la cresta
por lo tanto
a veces pienso en el trabajo
repetir todo el día una palabra.
Teníamos tan solo que poner la pelota en el piso
pero la inteligencia iba tan echando putas que arrancó.
Pero igual
cantemos
como lo hacen ingenieros
funcionarios
poetas
piensa la imagen de un sindicalista quemado
el compás sopla la mente al cavar nuestro valle
esta pausa afina
entre emoción y primavera digo
la figura sin imagen
la forma sin sombra
un órgano duplica
el parloteo
de la mente cuánta unidad hay
en lo múltiple cuando crece y rima
el reflejo con casi cualquier texto el sonido
sampleas
no es un tren
no es la ciencia
no es el siglo diecinueve
no es
repite, por favor:
no es
no es
no es.
Una para los vivos
Aquellos dijeron que teníamos una bomba
un oscuro mecanismo y blá blá blá blá blá blá
les responde un grupo de matones y su fiesta
con hallulla, queso y cerveza sobre el bandejón
central de nuestra amada avenida Matta.
O el niño que encuentra una uña en el choripán
y la esconde de sus padres para el bien de la feria.
Porque nos dijeron que había una bomba y yo
la confundí con un torpedo encima de la calle
Placer con San Isidro,
hace un fin de semana.
¿Y la bomba?,
me pregunto,
con los ojitos
fritos en grasa
humana
como dos calzones rotos
encima de un bidón
de parafina.
Felipe Camiroaga
En 1981 un estudiante escuchó
un son extraño en las Galápagos
era un macho de dimensiones mayores
a las de las aves nativas.
Cruzó el agua
como un cuerpo entra a otro cuerpo
y se queda
y cambia el texto fijo de los años.
Los pinzones de Darwin
dieron la hora
no dieron la nota
dejaron la escoba
y se aislaron
amar solo el canto
la deriva es un curioso caso de migración
sin policía ni aduanas
solo un código: un mensaje
sangre
disminuye o aumenta
la materia que se fuerza a no desaparecer.
Hay algo hermoso y triste en todo esto:
Juan Manuel Silva Barandica (Mendoza, 1982). Escritor y editor en Planeta y Montacerdos. Ha publicado los libros Cetrería (2011), Trasandino (2012), Casimir (2014), Acerca de personas (2016), Ornitomancia (2017) y la novela Italia 90 (2015).


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