«Hay que habitar otros lugares desde la cultura»: un café con Romina Reyes
Catalina Estrella
Romina Reyes (1988) es un nombre que suena con fuerza en el mundo de la literatura chilena. Con varios premios a su haber, la autora de frágil, expuesta (Libros del cardo, 2022) es parte de una generación de escritoras que ha ido repensando su propio proyecto autoral al posicionar su escritura más allá del proceso creativo y el goce estético de lo literario.
«Ya, juntémonos en un café, yo tengo hartos lugares que conozco y me gustan, pero, ¿te tinca que sea en Independencia? Podría ser en LAPAZ482, ahí está Coffee Culture».
Cuando le propuse esta entrevista a Romina, se lo planteé como una conversación en un café, le ofrecí elegir el lugar y cuando me dio las coordenadas, reparé en que la dirección era también el nombre del espacio que alberga a la cafetería Coffee Culture: Laboratorio Ciudadano LAPAZ482

De inmediato entendí que su elección era parte de las decisiones políticas que ella como autora toma desde todos los espacios que habita.
¿Por qué elegiste este lugar para ser entrevistada hoy?
Tengo harta relación con LAPAZ482, porque bueno, trabajo en Independencia. Cuando recién comencé en la Municipalidad, las oficinas se encontraban acá para respetar las normas de aforo por la pandemia. Este lugar es un espacio municipal y me gusta mucho porque es un cowork, hay una cafetería ligada a este espacio, donde también hay otros oficios: un taller de construcción, otro de serigrafía, y al mismo tiempo, aquí funciona la Corporación de Desarrollo Social de la comuna. Todo el espacio en conjunto me parece muy bacán, y de hecho siempre es una conversación entre quienes venimos constantemente, ¿cómo hacerla más visible?
Coffee Culture, la cafetería en la que estamos ahora, es excelente. Me he puesto muy fanática del café, y yo hace dos años ni tomaba café, o sea iba de vez en cuando, me pedía un cortado y ya, ¿cachai? Pero no tenía cafetera en mi casa, nada.
LAPAZ482, es un proyecto que implicó recuperar este espacio, manteniendo un poco la infraestructura del edificio, de hecho, no sé si viste que adentro igual el techo es medio viejo y bueno está aquí en Av. La Paz. La verdad es que quise aprovechar la entrevista para visibilizar el espacio. Coffee Culture es una cafetería pequeñita, en invierno es un poco más inhóspita, pero tiene esta mesa común, dentro también tienen un buen espacio, tengo muy buena onda con la gente de acá porque vengo harto; mi polola también trabaja acá entonces almuerzo con ella y qué sé yo, pero más que nada me enganché por el café. Coffee Culture entrega todos los días un termo con café a la gente que trabaja y eso hizo que yo empezara a tomar ese café y bueno, la adicción se fue creando. Igual, fue una entrada al café muy privilegiada, directamente desde el café de especialidad. Como que no viví el Nescafé. Mi polola dice –igual es un poco cierto– que me volví una snob con este tema, porque es verdad que una se va acostumbrando al sabor. Este espacio en sí es un proyecto más o menos nuevo, porque la cafetería principal funciona en Maipú, acá tienen la tostaduría, por eso siempre hay un olor a café, acá están haciendo un esfuerzo para tener su público, porque pese a que se ve muy ondera, muy Ñuñoa, es una cafetería más bien de barrio.
¿Cómo llegaste a trabajar en la comuna de Independencia?
Me salió una pega y vine, era un momento en que no tenía trabajo estable hace mucho tiempo, en realidad no venía muy convencida. Yo el 2018 volví de Argentina y el 2019 y 2020 escribí en The Clinic y en la Paula, pero como freelance. Y bueno, supongo que todas las personas que han trabajado como freelance sabrán que hay que trabajar como el triple que en un trabajo estable, por un sueldo que siempre es inestable también. Entonces acá le fui agarrando el gustito, no solo a la estabilidad del sueldo, también a la política porque es una pega política, yo trabajo directamente con el alcalde de Independencia. Creo que eso es lo bonito, que ocurren hartas actividades municipales acá. En esos momentos la cafetería funciona harto, entonces, pese a que en general no hay tanta gente, pasa que hay momentos donde viene harto público y eso está disponible. También una cafetería ligada a este espacio, donde también hay otros oficios: un taller de construcción (Aonikenk).
Trabajando acá igual he conocido harto la comuna, me gusta harto esto de salir del centro, que es lo más común. Yo vivo en el centro, me encanta, tampoco tengo ataos con estar ahí, pero yo creo que hay que habitar otros lugares desde la cultura, por ejemplo, acá igual funciona la Casa Librería, que se mueve harto por instagram y que acá tiene su sede. Igual ha costado harto moverla, quizás por el sector ¿cachai? Aquí realmente pasa que entran los calle, o weones fumando pasta base afuera, entonces encuentro bacán que esto es una recuperación de espacio y esa recuperación de espacio incluya un café, porque más allá de la talla de Ñuñoa, igual se cree que en las comunas más populares solo hay viejos y también ocurre que hay gente joven, profesional, hay facultades de educación. Este espacio también recupera eso: Independencia es una comuna que queda al lado de todo. Tampoco es tan lejos. Te mencionaba lo de la librería porque el otro día igual hablábamos con la Cami, que es la dueña, que también es muy de autogestión, o sea ella no trabaja con distribuidoras, hace su propia curatoría de libros y los vende. Y es como, weón, no hay librerías en Independencia, es la única librería que hay en Independencia y yo me atrevería a decir que CCCR es la única cafetería que hay en independencia.
Es interesante que esté la tostaduría porque vemos el proceso del café, las bolsas para la venta las hacen aquí, en el Estudio Fluor. Entonces igual es bacán porque se forma un poco como una cooperativa que yo creo que igual se siente en el ambiente. Independiente de que yo venga siempre igual, creo que existe esa posibilidad de que si tú siguieras viniendo, como es un espacio chiquitito, se hagan redes.





Cuando buscas Romina Reyes Ayala en internet, aparecen biografías literarias, académicas, esas que acompañan reseñas y comentarios en torno a tus obras. Pero en tus redes sociales podemos ver que destacas otros aspectos, además de escritora, eres activista lesbofeminista y periodista. Cuéntame, ¿Cómo se combina el oficio de escribir con el activismo y el trabajo de oficina?
Para mí la escritura es un trabajo, de hecho ahora que salió mi libro frágil, expuesta, esto –la entrevista– es parte del trabajo, el lanzamiento mismo es parte del trabajo, la actividad que voy a hacer en Ñuñoa; para mí eso es trabajo. De pronto me imagino que desde afuera se debe ver más como un carrete, pero ahora que llevo más tiempo en esto, entiendo que hablar frente a un público no es fácil. De hecho, yo creo que hay escritorxs que no participan en muchos eventos porque de pronto no tienen la habilidad, o no les gusta tanto hablar. Yo estudié periodismo, entonces, eso igual influye en que simplemente no tengo tanto atao’; ejerciendo el oficio he perdido la timidez, con la escritura también. Siento que después de verte varias veces enfrentada al público, en algún punto vas agarrando el training.
¿Cómo lo combino? En este momento de mi vida, el periodismo no está tan ligado a la escritura ni al activismo. En mi pega hago una cosa totalmente distinta, que es como gestión de prensa, son las comunicaciones de una Municipalidad. Yo trabajo con un alcalde, eso es política. Trabajo con comunidades directas en el territorio, como decimos ahora. En mi pega yo no digo que soy escritora, no es que sea un secreto, pero siento que no tiene nada que ver. En otros momentos pude ligar más el periodismo con el activismo cuando hacía lo del The Clinic y la Paula, donde siempre trataba temas de género o cosas que llevaban al feminismo, porque pa’ mi una forma de hacer activismo fue ejercer el periodismo, escribir sobre temas que nadie escribía. En esa época, cuando reporteaba y proponía una pauta, lo primero que hacía siempre era como googlear si alguien había escrito sobre lo que yo estaba escribiendo y muchas veces no, ¿cachai? No había nada o había un reportaje de hace muchos años atrás.
Cuando recién empezó la pandemia hubo mucha gente hablando sobre la violencia intrafamiliar; qué iba a pasar con esas mujeres, etc. Ahí de pronto hubo más temas, pero yo me atrevería a decir que soy una de las primeras que lo hizo. Por ahí yo creo que partió un activismo que después acá en Independencia se profundizó y se llevó a cosas más masivas porque acá conocí a mi compañera en el Frente Musical Combative que se llama Petyblue, que es una lesbiana también, superantigua, que ha estado muy ligada al mundo musical y de la cultura. Ella produce fiestas como la Plácido Domingo, Recreo. Todo un ambiente que yo desconocía porque yo soy más nueva en el lesbianismo, yo siempre he estado cerca de la comunidad LGBTQIA+ pero más desde los gays, ¿cachai?, hombre cola. Para mí no es casual no conocer tanto estos mundos porque pa’ mi igual yo siento que los mundos de lesbianas son, no sé qué palabra es correcta ocupar, pero pienso en los Jueves de lelas por ejemplo, donde te dan la dirección por interno, es algo que entiendo porque igual hay como un peligro asociado a juntarse, a estar visibles. Bueno, a la Pety, ella me invitó, se le ocurrió hacer algo para el 8M del año pasado y armamos esta tocata en el techo del Cine Arte Alameda y en verdad a partir de ahí empezamos a hacer cosas, algunas más visibles que otras.
Ella me dijo ya anima tú y yo soy una persona que dice que sí a todo, es difícil que a mí me propongan algo y me niegue. Ahí tuve la experiencia de hablar frente a un público masivo y al mismo tiempo crear un discurso, que en ese primer 8M estaba dedicado a las víctimas del lesbodio. Estuvimos muy preocupadas de que toda la instancia se enmarcara en rescatar la memoria de Mónica Briones, de Nicole Saavedra, María Pía, Susana Sanhueza, etc. Creo que desde ese lugar hemos ido generando identidad igual, rescatando música disidente como la de La Peluquería Records –un sello con el que hemos trabajado harto–, pero creo que le agrega otro valor que sea un evento desde las lesbianas.
El año pasado, a la Pety la nombraron encargada de la Oficina de Juventud y Disidencia, un proyecto nuevo en la Municipalidad. Esto es un poco la doble militancia, porque la Pety la organiza desde la oficina junto a su compañero de labores. En esas instancias siempre ponemos “Con apoyo del Frente Musical”, que al final somos las mismas, de hecho cuando hicimos el mes de la visibilidad, yo también venía a animar, pero no desde mi rol en la Municipalidad, sino desde la militancia en el Frente. En el fondo es como si tuviéramos la sede en Independencia. Aprovechamos esos espacios con una lógica de recuperar y reactivar, lo mismo que hicimos en el Cine Arte Alameda
Desde la escritura, puedo decir que desde hace algún tiempo ya tengo una agenda declaradamente feminista, sobre todo con este último libro, que pese a que se inscriba dentro de lo poético, es mucho más panfletario que cualquier otra cosa que haya publicado. Me interesa visibilizarme como una escritora disidente, de hecho cuando recién empecé a escribir y me empezaron a invitar a actividades a colegios, librerías, etc., me preocupaba mucho de estar hablándole a las mujeres, porque sentía que no había instancias donde se dirigieran específicamente a nosotras. Ahora que he ido trabajando más esa identidad, siento que se ha ido ampliando, por ejemplo hace un par de días fui a hablar a una Universidad y sentí esto de wow, ahora le estoy hablando a las disidencias, con un discurso que es distinto al del Frente o al de la Muni, que se posiciona desde cuál es el valor de escribir historias disidentes, cuál es el valor de visibilizarse desde ahí, no digo que todas las disidencias tengan que enunciarse desde ahí, pero yo por lo menos lo hago, ahora distingo entre el público cuando hay personas disidentes.
Ahí creo que entra más la escritura, porque creo que el público donde he pegado más han sido las disidencias, sobre todo con los fanzines, eso lo han abrazado harto las adolescentes, entonces siento que se va generando una comunidad que se retroalimenta.
¿Cuál es la relación entre lo político y la escritura?, ¿es una relación evidente para ti o que se va dando a medida que se escribe, sin plena consciencia de su existencia?
Yo creo que se ha ido armando, siempre he pensado en mi proyecto autoral. De hecho, cuando recién empecé a escribir cuentos, ya sabía que después quería escribir una novela independiente que tuviera o no el tema de esa novela, y cuando la estaba escribiendo también pensaba en escribir un libro de poesía.
Yo partí escribiendo este libro con la idea de que no sé escribir poemas, bajo esta otra idea de que hay una sola forma de escribir poemas, ahora no lo creo así.
Creo que me acerqué a la poesía con mucha humildad y en este proyecto el otro día una amiga me dijo me encanta el plot twist del escritor [risas]. Lo veo un poco así, pero también siento que es un poco parte del desarrollo propio de la voz, creo que al final poniéndote en este lugar del autor como un ser iluminadx, de alguna forma vas haciendo lo que crees y sientes que tienes que desarrollar en el momento.
Ya en el 2017, antes de publicar mi novela, estaba escribiendo en blogs y sentía que mi escritura era una cosa más poética, no tan cercano al verso. En esa misma época en Argentina, fui a muchos recitales de poesía, porque tengo una amiga, la Camila Mardones que es poeta y ella va mucho a esas instancias, desde cosas en casas medias recuperadas hasta bares, y ahí empecé a escuchar mucha poesía y también a darme cuenta de lo diverso que era. Muchas lecturas tenían incluso un tono gracioso, como stand up, otras eran mucho más apegadas a la tradición, netamente poesía, como el trabajo que hace la Cami. Ahí fui perdiendo un poco el miedo, yo misma leí en algunos encuentros, motivada por ella.
Chile, país de poetas: frágil, expuesta
Al estudiar literatura más allá de Chile, una aprende que la crítica literaria como la conocemos ahora partió con los rusos, a principios del siglo XX. Ellos estudiaban poesía para estudiar la literatura. Ese en el fondo es el material, y es un pensamiento que yo también he tenido: lo más puramente literario es la poesía. Entonces ya eso me pone en una situación de alerta para acercarme a este género, no sé si son los Nobeles, no sé, no lo había pensado, pero desde lo contextual, en Chile el mundo de los poetas y el de los narradores está superseparado. Yo considero que la poesía es un mundo mucho más cerrado y que derechamente no son lo mismo, los ambientes no son los mismos. Por eso me daba más miedo publicar porque siento que no es partir de cero, pero sí entrar a otro mundo. Por ejemplo con los fanzines, ahí igual entré a otro mundo, que si bien es mucho más cercano a la narración, también es más de nicho, un formato al que se pueden acercar más las disidencias y que de alguna manera está más ligado a la juventud.
Yo creo que por ahí va un poco la exposición. Exponer una escritura que me parece más bruta en lo emocional. En mi caso, fui recogiendo textos que había escrito, también bajo la idea de que siempre digo que para mí la novela fue una experiencia muy agotadora, pese a que me encanta escribir. Pero fue tan duro que de hecho, si tuviera que tenerlo en cuenta para escribir los siguientes libros que vengan a futuro, yo no lo haría.
La revisión y el escribir un libro de cero fue superagotador, a diferencia de Reinos o frágil, expuesta que son parte de otras cosas que ya había escrito, entonces siento que en la novela fue diferente porque fue escribir de cero de la primera a la última palabra, no había nada entre medio. Ahí, cuando terminé este proceso de la novela me di cuenta que escribo mucho, tengo muchas cosas escritas y en esta idea de seguir escribiendo y manteniéndome vigente en la literatura, empecé a revisar entre mis archivos y en estos blogs.
frágil, expuesta iba a ser otra cosa en un inicio, fue pensado como una antología de mis textos, más como el desarrollo de mi voz, pero la misma pandemia afectó el proyecto y se retrasó su publicación, lo que me permitió editar y repensarlo un poco más y me fui dando cuenta de que había algo que me parecía, más poético, habían imagenes donde no se privilegiaba tanto a narración de las cosas que pasan, sino más bien en un nivel interno, en el registro de las experiencias y por ahí lo fui moviendo.
Igual para mí poder nombrarlo como poesía o prosa poética, no sé, es complejo. El otro día lo estuve revisando y dije bueno, no todos son así, por ejemplo el de Carolina y Joaquín Lavín, ese no es poético, es más bien una mini crónica, o RE, apuntes del encuentro es un pequeño manifiesto, no sigue la forma que para mí es básica, no solo en la poesía, sino en la literatura: la sonoridad, la búsqueda estética en eso que estás escribiendo. Yo fui editando este compendio que pasó por muchos nombres, hasta que se lo mostré a la Gladys González, con quien había trabajado en proyectos como una Escuela creativa en Valparaíso, me dijo que le encantaron y que los quería editar. A Gladys se lo presenté ya con esta idea de la poesía y si mi poeta favorita me dice que le gusta, vamos, lo hacemos. Igual no sé si siga escribiendo poesía

frágil, expuesta es el título del último libro de Romina editado por Ediciones Los libros del Cardo, bajo la dirección de Gladys González. Ya lo repasabas brevemente antes, pero ¿desde dónde viene esa fragilidad, ante qué se está exponiendo el libro y su autora?
La novela -Ríos y provincias-, está centrada en relaciones de mujeres, lesbianismo, etc, pero yo también tengo otras facetas y siento que de alguna manera escribí estos otros textos, prosas, etc., para sacarme todo eso de mi cabeza, liberarla y dejar solo lo que necesitaba para escribirla. Yo creo que en ese momento no era consciente de lo que estaba haciendo, pero ahora lo veo así porque son textos paralelos.Diría que frágil, expuesta son cosas que me pasaron mientras escribía la novela, es el lado B de mi proceso creativo, de mi voz autoral. Ahora pensaba en el título y creo que, por un lado, viene de algo que me decía siempre mi mamá: “no te expongas” y si lo piensas: ¿qué es exponerse? Exponerse es salir, es estar sola a las cinco de la mañana en una calle, exponerte es estar borracha en una fiesta y querer besar a alguien. Por otro lado, también diría que el título es parte de uno de los textos que incluí en el libro que se llama Audaz y valiente, es la otra cara, ese tipo de experiencias te exponen. Así me siento, el libro habla mucho de migrar, de la soledad, de la fragilidad de vivir sola en otro país, en mi propia experiencia yo tuve que exponerme para conocer gente y sobrevivir.
Yo siempre estoy escribiendo de mis experiencias, más allá de la autoficción, lo veo más bien como el material creativo que tengo, mi sensibilidad y el exponerme como mujer, exponerme como bisexual, como una persona que está expuesta en sí.
Dentro del proceso de este libro, se fueron agrupando los textos identificando aquellos temas que subyacen, las experiencias que los cruzan. Por un lado está el despertar feminista, de la mano de un defraudarse de la sororidad y las mujeres.
¿Crees que eso último es parte de tu desarrollo en la disidencia?
Yo creo que sí. Te diría que hasta mis 30 años el separatismo y las mujeres era siempre la opción positiva a esto otro que estaba instalado. Ahora me doy cuenta que no, la feminista perfecta tampoco existe y eso está bueno, porque ser feminista también es revisarse una misma, saber que hubo momentos donde no fuimos responsables afectivamente, que has hecho cosas funables, que hemos sido machistas, misóginas, yo también fui la pendeja que trató a las otras de maracas, independiente de que ahora no lo haga. Es bueno enfrentarnos a eso, yo creo que el feminismo no pasa por la dualidad mujer/hombre, sino que por tus prácticas.
¿Crees que es posible construir nociones de colectividad a partir de relatos de lo íntimo?, ¿cómo?
Lo que yo he buscado como escritora es que Independiente de lo íntimo que pueda ser, hay sentidos colectivos, eso puede ser un punto de encuentro, leer alguno de estos textos e identificarte, leerte en otras experiencias. Con Ríos y provincias, yo decía quiero que este libro lo lea alguien y piense en su mamá y curiosamente me pasó eso, mucha gente se me acercó para contarme su experiencia porque de alguna manera sale de esta maternidad sacra. Finalmente, algo se abre a partir de esta exposición de lo íntimo.
A futuro, ¿cuál es el lugar que te gustaría ocupar dentro de la cultura?
Me gustaría desarrollarme como gestora cultural, poder generar instancias como conversatorios, lecturas de poesía, etc., aún no he definido tan bien cómo hacerlo, pero sí he aprendido, desde mi espacio en el Frente, que gestar cultura implica recursos, desde los micrófonos, mesa de sonido, parlante, toma de corriente, catering, sillas para la gente, pero también he visto desde esa experiencia que hay muchas instancias que se pueden parar a punta de voluntades.
Para mí la gestión es eso: no sé cómo lo vamos a lograr, pero lo vamos a lograr. Me gustan esas actividades donde siempre es un día de locos, corriendo a buscar cuestiones pa’ allá, pa’ acá. Al final son esas instancias donde tienes que ponerte a disposición no más, si hay que limpiar mesas, voy y limpio la mesa independiente de que vaya a animar, ¿hay que servir agua?, se hace. Armar el catering, toda la bambalina de lo que pasa en el escenario, eso es algo que me gustaría seguir desarrollando, también como activista, no sólo de lo que hago en el Frente, sino también desde el hablar, convocar personas.
Animando me he dado cuenta como muchas veces el público asiente a las cosas que digo, no lo planteo desde el ego sino desde el tener una voz, posicionarse y poner sobre la mesa temas que son relevantes para la comunidad y que deben ser tratados desde la disidencia, porque es diferente. Alejarnos de la idea de la minoría y acercarnos más a una disidencia que abarque los temas de los que también somos parte, no solo desde la visibilización de la violencia, el odio, el lesbicidio, la transfobia. ¿Cuántas personas disidentes que conozco no van al ginecólogo por la violencia asociada a la experiencia? No es lo mismo ser una mujer heterosexual en el sistema de salud, que ser una persona disidente que ni siquiera siente la seguridad para buscar métodos preventivos para las ITS, porque la heterónoma asociada a estas instancias les aleja aún más del sistema.
Hay que militar y habitar esas luchas, más allá del amor es amor.
Me gustaría poder armar cosas con los contactos que tengo, librerías, editoriales, escritorxs, activar desde ahí. En los lanzamientos expondré también mi propio discurso y problematizar desde ahí, creo que tengo una voz que representa a muchxs y desde ahí puedo cooperar. Por eso me gustaría ser gestora cultural desde la literatura para ir facilitando la construcción de una cultura literaria disidente.


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