Tres poemas de Georg Trakl.
Traducción de Francisco Acosta Joerges
Nachtergebung/Rendición nocturna
Rendición nocturna
¡Monja!, ¡enciérrame en tu oscuridad,
tus montañas frescas y azules!
El rocío oscuro se desangra;
una cruz se empina hacia el fulgor de estrellas.
Púrpuras, se quiebran boca y mentira
frescas, en el cuarto en ruinas;
refulge aún la risa, juego dorado,
los últimos tañidos de una campana.
¡Nube lunar! A la noche, cuando negros
caen los frutos silvestres del árbol
la habitación se convierte en tumba
y esta vida terrenal en un sueño.
En el este
La ira siniestra del pueblo se iguala
a los órganos salvajes de la tormenta invernal,
la ola púrpura de la batalla,
estrellas deshojadas.
Con cejas rotas, brazos de plata,
la noche llama a los soldados moribundos.
A la sombra del fresno otoñal
los espíritus de los abatidos suspiran.
Los bosques de espinas rodean la ciudad.
Desde peldaños sangrantes la luna caza
a las mujeres asustadas.
Lobos salvajes atraviesan el portal.
Grodek
Al atardecer resuenan los bosques otoñales
de armas mortales, las planicies doradas
y lagos azules, sobres los que el sol
rueda sombrío; la noche abraza
guerreros moribundos, el lamento salvaje
de sus bocas rotas.
Pero sobre la pradera, se amontonan en silencio
nubes rojas donde mora un dios iracundo
la sangre derramada, frialdad lunar;
Todos los caminos desembocan en negra decadencia.
Bajo las ramas doradas de noche y estrellas
la sombra de la hermana recorre la arboleda silenciosa,
para saludar a los espíritus de los héroes, las cabezas sangrantes;
y las flautas oscuras de otoño resuenan suavemente entre los juncos.
¡Oh, luto majestuoso! Vuestros altares de bronce
la llama ardiente del espíritu alimenta hoy un dolor poderoso,
los descendientes que no han nacido.
Francisco Acosta Joerges (Santiago, 1991) ha traducido a Hölderlin, Kleist, Zweig, entre otros.


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