Blue

Sebastián Guzmán

Parker abandona su casa a las 10 de la mañana. Camina un rato por la avenida hasta que entra en un café ubicado en la esquina de una calle tumultuosa. Pide un café sin azúcar y dos croissants. Mientras espera, saca su celular y revisa las noticias del día. Cuando llega su pedido, escucha un ruido proveniente de la calle. El ruido sigue en el aire hasta que se desvanece por completo. Parker bebe su café con calma. Toma un croissant, lo empapa en el café y lo come. Vuelve a beber de su café y sigue el mismo patrón hasta que termina. Cuando sale del lugar se arregla la chaqueta, observa el cielo por un momento y prende un cigarro. Arruga la cara y tose. De todas formas, lo fuma. Su celular suena en ese momento. Parker lo saca de su chaqueta. Ve la pantalla. Jefe. Parker apaga el celular y camina calle abajo. 

*****

Parker deambula por una avenida atestada de carros de supermercado, fogatas, desgastadas carpas pequeñas y personas durmiendo bajo viejos cartones arrugados. Es un ambiente hostil y peligroso. Ajeno. Las miradas de extrañeza lo hacen ver como un turista o un extranjero. Sin embargo, nada de esto parece alterar a Parker. Sigue caminando, tranquilo y con firmeza en cada paso. Cuando llega al final de la calle, se detiene en seco. El ruido de los autos y el crujir de una fogata se oye de fondo mientras una mano agarra con fuerza su brazo. Parker se da vuelta y ve un niño que no suelta su brazo. El niño clava su mirada en Parker y enseguida, casi como un reflejo, lo suelta. Parker lo observa por un momento y sonríe. Se agacha, pone su mano derecha sobre el hombro del niño y le entrega su chaqueta y su celular. Le desordena el pelo y sigue su camino. Se aleja perdiéndose entre la multitud. 

*****

Parker entra a Devil’s Eyes, una tienda de vinilos ubicada en el centro de la ciudad. El lugar está casi vacío. Saluda con un gesto de cabeza a los vendedores y a continuación se pasea por los pasillos, tocando y acariciando con delicadeza los vinilos. En las paredes hay posters de Los Kinks, Los Beatles, Led Zepellin, Jimmy Hendrix y de otras bandas y músicos de esa época. También hay dibujos, fotografías y letras de canciones. Parker se para frente a una caja de vinilos y con su dedo índice los revisa uno por uno. Su cara denota alegría cuando levanta con ambas manos The Freewheelin’ Bob Dylan. Lo revisa, lo acaricia y lo contempla. Se acerca a los vendedores y les pide oír el vinilo en la tienda. Los vendedores se miran confundidos. Él les dice que también lo va a comprar. Pero que quiere escucharlo en la tienda. Los vendedores vuelven a mirarse y aceptan. Dejan el vinilo en el tocadiscos, bajan la aguja y comienza a sonar. Parker mueve continuamente su pie y hace como que toca la guitarra. Canta en silencio hasta que la letra de la primera canción empieza a salir de su boca.  The answer, my friend, is blowin’ in the wind. The answer is blowin’ in the wind. Cuando termina de cantar la última parte, Parker fuerza su garganta y tose profusamente, hasta quedar con el cuerpo encorvado, sosteniéndose de una caja de vinilos con una mano y tapándose la boca con la otra. Los vendedores le preguntan si está bien y él asiente. Comienza a entrar gente a la tienda. Parker vuelve a cantar, cada vez más alto y con más emoción. Los vendedores le piden que no lo haga porque puede espantar a los clientes. Pero a los clientes pareciera no importarles que cante de esa manera porque siguen ahí, revisando vinilos, conversando, riendo. Cuando termina de sonar el vinilo, Parker les dice a los vendedores que desea llevarse otro vinilo de Bob Dylan. Que lo esperen y atiendan a los clientes mientras busca otro. Los vendedores entienden. Pero no busca ningún vinilo de Bob Dylan ni de nadie. Y aprovecha que los vendedores están ocupados para irse de la tienda.  

*****

Parker enciende un cigarro mientras camina por una calle oscura apenas iluminada por postes de luz. Es de noche. Hay luna creciente y algunas estrellas brillan en el cielo nocturno. Vuelve a toser mucho más que antes. Pero continúa fumando. Da una profunda calada al cigarro, aguanta el humo por un momento y lo expulsa hacia arriba. Observa el humo con una mirada ufana hasta que desaparece. Sigue caminando y dobla en una calle. Se detiene afuera de un viejo bar cuyo letrero dice Be-Bop. Parker apaga el cigarro con la suela de su zapato, bota la colilla al piso y se adentra en el bar. En la entrada hay un guardia a quien saluda con la mano. Hay olor a cerveza y cigarro y marihuana. A su izquierda hay un pequeño escenario. Hay tres músicos de jazz. Una saxofonista, un baterista y un contrabajista. Están en medio de una canción con un ritmo acelerado y agresivo. La velocidad cada vez aumenta más, haciendo que el público aplauda y vitoreé y siga el ritmo con sus piernas y manos. Parker está maravillado viendo al trío de jazz. Sus ojos no se despegan de ellos. Luego avanza y se sienta en la barra. Saluda al barman y le pide un whisky. El barman sonríe y le sirve un vaso de whisky. Parker le pide que deje la botella de Jim Beam. El barman asiente y se retira. El trío de jazz termina la canción con una brutal improvisación de la saxofonista. Parker aplaude desde su asiento y la gente que está en el lugar aplaude de pie. La saxofonista presenta a la banda. Parker se voltea y sigue bebiendo. Enciende un cigarro. El barman le acerca un cenicero de vidrio. Parker fuma hasta que la mitad del cigarro se convierte en ceniza. Le da un golpecito al cigarro con su pulgar y la ceniza cae al cenicero. Bebe de un golpe el whisky y se sirve más de la botella. La saxofonista termina de presentar a la banda y deja en el escenario al baterista, que se sienta detrás de un piano. También se queda el contrabajista. El baterista que ahora está en el piano empieza a tocar una suave melodía triste. Melancólica. El contrabajista lo acompaña con notas pausadas y graves que se sincronizan a la perfección. Se forma una atmósfera de tristeza y soledad. Una atmósfera de hermosa angustia. Parker vuelve la mirada al escenario. Apoya los dedos de su mano derecha en la barra e imita el movimiento de los dedos en un piano. La saxofonista vuelve al escenario. Se ubica detrás de un micrófono, cruza sus brazos en la espalda y empieza a entonar una canción que poco a poco se mezcla con el piano y el contrabajo. Parker cierra los ojos y se deja llevar por la música. Mueve la cabeza, hace gestos de aflicción con su cara, también de deleite y goce. Alone, in this blue room. Alone, like never before, canta la saxofonista. Una sonrisa aparece en el rostro de Parker. Unas pocas lágrimas caen por sus ojos y ríe, como no ha reído en todo el día. Se limpia las lágrimas, abre los ojos y ve que el público está hipnotizado con el trío de jazz. Algunos tienen los ojos abiertos y otros los tienen cerrados. Pero están todos atrapados bajo el hechizo de esa canción. Treat me so softly, treat me so much, canta la saxofonista, apoderándose del micrófono con sus manos. Parker baja la mirada y junta los labios. Llama al barman que está en la esquina de la barra. Se acerca a su oído y luego señala la botella de Jim Beam. El barman, pasmado, con una expresión de desconsuelo, le dice que sí. Parker le agradece, toma la botella de whisky, guarda sus cigarros y sale del bar. Se sigue oyendo al trío de jazz mientras se aleja.                                                                

*****

Parker abre la puerta de su casa. Prende las luces. Camina hacia la cocina y saca un vaso de un estante. Se sirve un whisky. Recorre su casa. Es una casa pintada de blanco. No se ven cuadros ni fotografías de nadie. Tampoco señales de que viva con alguien. Ni esposa, ni hijos ni nadie. Está solo. Vive solo en una casa vacía. Pasa por el living y toma un papel doblado que está encima de una mesita. Lo abre. Es un diagnóstico. Tiene la fecha de hace dos días. Su mirada se acongoja. Cáncer de pulmón avanzado. Vuelve a doblar el papel y lo deja encima de la mesita. Parker se ve tranquilo. Bebe whisky. Fuma. Tose. Su tos es rasposa. Se nota que lo lastima. Tose tan fuerte que bota flemas y sangre de su boca. Corre hasta las escaleras blancas del segundo piso. En las escaleras tampoco hay fotos. En el pasillo blanco y en las paredes blancas del segundo piso tampoco. Abre una puerta y entra al baño. Deja el vaso de whisky en un costado del lavamanos. Se limpia las flemas y la sangre con una toalla. Abre la llave de la ducha. La deja correr hasta que se llena la tina. Parker se desviste. Toma el vaso de whisky, la cajetilla de cigarros, cierra la llave y se mete en la tina. Mira hacia la nada y bebe lo que le queda de whisky. Enciende el último cigarro que le queda. Lo disfruta con tanto placer que pareciera estar absolutamente feliz. Apaga el cigarro en el vaso vacío y poco a poco comienza a sumergirse. Cae agua abundante al suelo. Su cuerpo está completamente en la tina y emergen burbujas del agua. Parker está quieto, inmóvil. Sus brazos descansan estirados. Su cara se ve serena y en reposo. Un silencio aturdidor llena toda la casa. Parker se ve en paz ahora que las burbujas han dejado de salir.  

Una respuesta a “”

  1. Avatar de Violador
    Violador

    tú violaste a la cami

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