Carta abierta a Salvador Allende por José Saramago (y otros textos sobre Chile)

Traducción de Ricardo Olave Montecinos

Salvador Allende

Carta abierta a Salvador Allende, Os Apontamentos, 1990.

Nos dirigimos a usted, compañero Presidente, porque, al estar muerto, tiene la mejor de las razones para no responder, al igual que otros que están vivos y tampoco responden. ¿Querríamos que el menor suspiro o comentario formulado en este lugar disuadiera a los destinatarios de venir a cambiarnos, punto por punto, reconociéndonos y dándonos importancia? En absoluto. Preferiríamos no tener que repetir eternamente las mismas palabras de advertencia y sentido común casero, de las que al fin y al cabo estamos dudando, porque o nuestros oídos están sordos o nuestras palabras están locas. Pero a usted, que muertos está, y sordo, y mudo, y ciego, le podemos escribir esta carta para desahogarnos, sabiendo que con la experiencia que ha tenido, estas cosas le son familiares, de tal manera que sólo por imposibilidad absoluta no contestará.

Y así perdemos la esperanza de un interlocutor. Compañero Allende, las cosas van mal aquí. Tan mal que si lo comparamos con el Chile de su época, francamente nos asombra lo mucho que ha logrado, porque tuvo menos apoyo (mucho menos) que aquellos portugueses del poder, los militares, porque no estamos hablando de los civiles, que en rigor no lo poseen, mas sólo un apoyo fugaz, aún más. Y nos sentimos tentados a pensar, a imaginar lo que hubiera sido su viaje y el del pueblo chileno si el camino hubiera sido tan abierto como lo fue. Hoy su tierra no sería el lugar elegido de tortura y represión que es: sería la patria de una hermandad mayor, otra parte del mundo en el nacimiento de la libertad y la liberación de toda explotación. Ciertamente, a veces cometieron errores, les faltó decisión cuando era necesario… Pero el desastre, conocido hoy en su exacta dimensión, es mucho más trágico de lo que los errores y la indecisión les habrían hecho esperar. La felicidad es difícil, Salvador Allende, la desgracia siempre se instala al final. A menudo nos preguntamos cómo fue que, pareciendo todo tan fácil, Portugal se convirtió en este rompecabezas (¿tan literal y figurado? ) y, dejando de lado, por obvias, las intervenciones del exterior (el imperialismo y sus instrumentos socialdemócratas), hemos llegado a la conclusión de que cuando el pueblo portugués estaba pacíficamente dispuesto a ir hacia el socialismo, los militares claramente no lo estaban, y cuando éstos finalmente se decidieron y entendieron, otras personas muy inteligentes encontraron y comenzaron a utilizar métodos para dividir al pueblo. Por no hablar, claro está, de todos los errores cometidos, algunos una y muchas veces, con una especie de ceguera mucho peor que la suya. Porque de lo acontecido en su tierra, que todos sabemos, nadie aquí ha demostrado haber aprendido: de ese libro de una revolución decapitada, nadie ha llegado a poder interpretar la lección escrita en las líneas de su rostro muerto.

Dijimos que esta carta abierta era un exabrupto. No es más que eso. Siguiendo otros ejemplos antiguos, podríamos escribirle a San Antonio, que se dirigió a los peces porque no escuchaban a los hombres. Pero son leyendas que sólo encuentran credibilidad en los inocentes que ven el dedo divino en todo. Usted sabe muy bien, y nosotros también, que su muerte fue obra de los hombres, que la opresión a la que está sometido su pueblo es obra de los hombres. Es mejor, por tanto, que el diálogo se extienda entre los hombres, en los vivos de este afligido Portugal, y usted muerto, Salvador Allende, enterrado en un lugar de su tierra chilena que espera la liberación. Esto va mal, compañero. Tenemos muchas dificultades y muchos enemigos. También tuvo muchos y por ellos murió. Aquí, en un país que parece haber elegido definitivamente el sebastianismo*, pensábamos que todo se haría con claveles y canciones. No sabíamos que el socialismo es difícil y no hemos aprendido nada de su muerte. Perdónenos por eso. Por supuesto que no estamos desanimados, ni mucho menos derrotados, pero pensamos que escribir esta carta nos haría bien. Y ahora sentimos realmente esa gran serenidad de quien sabe estar en lo correcto. Gracias, compañero Salvador Allende. 

*El sebastianismo fue un movimiento místico que se extendió por Portugal durante el siglo XVI. Fue provocado por el mito de un rey muerto que supuestamente seguía por tierras lusas.

Chile 
«Carta abierta a la CIA» Diário de Lisboa, 25 de julio de 1974.

He visto que Su Excelencia (Richard Nixon) es muy hábil en conspiraciones, intrigas y golpes de estado. Lo he visto de lejos y no dejaría de conocerlo de cerca. Más me basta con haber leído lo que Su Excelencia ha hecho en Chile, la matanza que ha habido y hay allí, para ver cada día los gobiernos que la promueven y apoyan. 

Cadernos de Lanzarote. 11 de septiembre de 1993.

Mañana volvemos a Lisboa. Llueve en Santiago. Hace veinte años «llovió» en Santiago de Chile. 

Cadernos de Lanzarote. 6 de octubre de 1994.

El hotel está frente al Palacio de la Moneda. Ya no había tanques disparando, los aviones militares chilenos hicieron su trabajo sucio precisamente hace veintiún años. Miro a los jóvenes que pasan por la calle, me pregunto: «¿Qué pensarán de lo que ha pasado aquí?» 

Cadernos de Lanzarote. El 7 de octubre de 1994.

En la mesa redonda final (la sala estaba llena porque era la sesión de clausura), en la que también fui llamado a participar, logré encontrar una forma, aunque un poco al pelo, de hacer referencia a la Carta Abierta a Salvador Allende que publiqué en Diario de Noticias en el «caluroso verano» de 1975… No creo que me hiciera ninguna ilusión la repentina tensión que se creó en la sala, una tensión, por cierto, en la que creí notar tanto una onda positiva como una negativa. O estoy muy equivocado, o Salvador Allende se niega a ser enterrado.

Mónica Echeverría: «Saramago en Chile», 2003.

La primera visita de José Saramago fue al Parque de la Paz de Villa Grimaldi, donde fue aclamado por miles de personas. Fue recibido por Rubí Maldonado, quien le explicó cómo ese hermoso lugar, con una bella casa llena de estatuas y una piscina, había sido expropiado y transformado por la DINA en una cárcel, un lugar de tortura y exterminio, y antes de devolverlo, decidieron incendiar todo para que no quedara ningún rastro. Gonzalo Rojas, Premio Nacional de Literatura, habló en nombre de los escritores, y a continuación se escuchó el testimonio de la sobreviviente Gladys Díaz y la lectura por parte de Malucha Pinto de un cuento dedicado a la detenida desaparecida María Paz Concha.

José Saramago fue presentado por Norma Matus, madre de Mauro, un recluta de 18 años que, por tratar bien a los prisioneros, fue colgado de un árbol y asesinado a hachazos. Saramago, profundamente emocionado, fue breve, pero su presencia y su aliento fueron el broche final de una ceremonia por la memoria y los derechos humanos.

Carta Gladys Marín, 20 de octubre de 1998.

La noticia de la detención de Pinochet nos alegra a todos y nos anima a pensar que la justicia histórica ha comenzado en nuestro presente. No alivia el dolor que Pinochet causó en tantas vidas, en la tuya en particular, pero es un estímulo para seguir adelante a pesar de las dificultades que tanto ayer como mañana -y hoy- surgen en torno a quienes siguen soñando y trabajando para que la dignidad sea la norma de vida. Todos, empezando por los chilenos de buena voluntad, nos merecemos esta noticia. Todos merecemos el derecho a la esperanza. 

José Donoso
Conferencia en las jornadas «Donoso, 70 años», octubre de 1994.

No es nada nuevo decir que los libros de José Donoso son también, en el marco de las circunstancias subjetivas y objetivas de la historia social y política de Chile y sus clases en los últimos cuarenta años, una mirada desde dentro. Por eso mismo, una mirada despiadada. Una mirada de alguien que sabe. La mirada de alguien que nunca se dejará llevar por la complacencia con la que se suele disfrazar la decadencia, siempre tan fácilmente romantizada, porque tan apasionadamente romántico es el temperamento del escritor, y quizás del hombre. Creo que es acertado decir que hay en José Donoso, para nuestra alegría, el realismo de un razonamiento que va directo a la fría objetividad y el romanticismo convulso de un sentimiento desesperado ante la realidad. José Donoso no ha hecho más que detener el tiempo. ¿Para qué? Sólo puedo darte una respuesta: que Donoso lo hizo simplemente para que pensáramos despacio, muy despacio, si es que realmente somos humanos. ¿Lo hicimos? ¿O seguimos atascados en el hecho de nuestra propia absolución, esperando el fuego y las cenizas como quien ya ha renunciado a la vida? Si un escritor es, como creo, el que nos persigue con preguntas, entonces José Donoso es uno de los más grandes. Por eso, y por ser quien es, mi gratitud. 


Textos de Saramago, os seus nomes. Um álbum biográfico (Porto Editora y la Fundación José Saramago, 2022), texto que a 100 años de su nacimiento repasa los lugares, personajes y hechos más importantes de la vida del escritor.

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