Pequeños llamados de atención
Alcides Castro
María y el fuego de Carmen García Palma
María y el fuego es el título del libro de cuentos de Carmen García Palma publicado por Neón Ediciones (2021). Este libro destaca por explorar en el género fantástico, en medio de un contexto en que este parece ser algo marginal, en contraste con el predominio de la escritura y análisis crítico de la denominada “literatura del yo. De ese modo, el libro de García Palma se levanta como una corriente de aire fresco con cuentos en el que lo fantástico se cuela y se confunde con la realidad, recordando por momentos una tradición cuentística latinoamericana que encuentra en Cortázar su referente más ineludible.
La gran mayoría de las protagonistas de los relatos son mujeres en medio de una encrucijada vital. Hay una pequeña frase en el cuento «Aullido» que sirve, de algún modo, como una caracterización general de estas personajes: “A fin de cuentas, éramos mujeres solas.”. Así lo es, por ejemplo, la narradora del primer cuento, el que le da título al conjunto, quien ve en María una figura a la cual asirse, el cuento parte de esta forma:
“Me aferré a María, o quizás, a la idea de María como quien se abraza a un árbol viejo, con un poco de compasión, pero también porque había algo en ella que me devolvía a la vida. Al menos eso era lo que yo creía. Lo cierto es que de ella vi sólo lo que quería ver. Como una proyección equivocada de todo lo que me hacía falta.”
Una característica fuerte del conjunto de cuentos es que las personajes femeninas se escapan de la unidimensionalidad. Los roles que las mujeres adoptan en los cuentos no son equiparables entre sí, y están lejos de representar las ideas típicas y trasnochadas que algunas literaturas parecen reticentes a olvidar. Por ejemplo, en “Un paso más cerca del mar”, en el cual la presencia masculina es prácticamente nula, las mujeres aparecen a su vez como carceleras y como liberadoras, así también como amantes y confidentes, todo esto en el marco de lo que parece ser una secta religiosa, la cual puede entenderse (o no) como una metáfora de nuestro mundo.
En una línea temática similar encontramos los cuentos «Aullido» y «Noches sin luna»; el primero muestra una sociedad en la que una situación sin nombrar, pero que imaginamos terrible, afecta a las mujeres. Ellas se unen en contra de esto en una manifestación que no puede hacer si no recordar a las manifestaciones feministas del 2018. Por su parte, «Noches sin luna» nos presenta a una mujer que se encuentra atrapada en una relación de pareja y condiciones de vida que no la satisfacen en lo más mínimo, con claros ecos del trabajo de María Luisa Bombal en La última niebla.
La mayor parte de los cuentos del conjunto comparten una característica fundamental: suceden hechos extraños, ajenos a lo que denominaríamos “realidad”. Un elemento fantástico o mágico (como la aparición de unos fuegos en la casa de la mujer del primer cuento, la súbita pérdida del habla de «El idioma de las cuevas», o los gatos inexplicablemente muertos de «Graznidos en el cielo»), se inmiscuye en un mundo que se presentaba como “realista”. Es particularmente interesante que este elemento fantástico no siempre resulta disruptivo en la realidad que nos presenta la autora, a veces las personajes se toman estas situaciones con una ligereza que desconcierta, como es el caso del primer cuento: la protagonista parece sorprenderse por los fuegos que aparecen en su casa como quien se sorprende por encontrarse con un conocido por la calle. Esta forma de aproximarse a lo fantástico recuerda por momentos a lo que la crítica y la historiografía literaria denominó realismo mágico, etiqueta ahora resistida pero que sirve para hacernos una idea de frente a que tipos de textos estamos tratando. Ahora bien, aunque entiendo que este modo de enmarcar lo fantástico (y de reaccionar frente a esto) para algunos lectores podría no funcionar ya que parece ser contrario a una mayor verosimilitud de los relatos, en mi lectura del conjunto fue un elemento que aportó una sensación de extrañeza a los cuentos, una construcción acertada de un halo misterioso.
En relación con lo anterior me interesa mencionar que en los cuentos de María y el fuego existe una búsqueda consciente por una indeterminación. A lo largo del libro, la autora renuncia a contárnoslo todo, los cuentos nos presentan solo retazos de información, como si estuviésemos mirando los mundos creados a través de un velo. ¿Qué es esta sociedad sin viejos de «El Unicornio»? ¿Cómo se llegó a eso? ¿Qué está pasando con las mujeres en «Alarido»? ¿Qué es lo que sucede realmente en «La hora correcta»? García Palma no nos responde las preguntas que nos asaltan en la lectura, por el contrario, por momentos parece querer entregar la menor cantidad de detalles posibles, haciendo que el acercamiento a los mundos narrados se vuelva activo, ya que inevitablemente el o la lectora buscará llenar esos espacios. Es esta característica, más que una unión temática o de tono, la que vuelve a los relatos del libro un verdadero conjunto que funciona como un todo.
“En la escuela me doy cuenta de que no soy la única. Todos los niños de mi curso están así, perdiendo palabras. Angelo me mira con una complicidad que no sé interpreta. El profesor no sabe qué decir. Nos tienen a todos en la sala de clase como si tuviésemos una enfermedad contagiosa. A nosotros nos da una risa muda y empezamos a escribirnos papelitos con las palabras que no podemos decir. Después de un rato, entra el director acompañado de un médico que nos examina uno por uno. Abre nuestras bocas, mira las gargantas. Todo parece normal.”
Esta cita entrega ciertas luces de lo que se puede encontrar quien vaya a leer el libro de García Palma. Algo como el nombre de esa serie gringa de eventos paranormales y crímenes: misterios sin resolver.


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