Un detalle menor de Adania Shibli
Myriam Schellbach
¿Qué es exactamente la literatura palestina?
De qué hablamos cuando hablamos de literatura palestina: una exploración a partir de Un detalle menor, la novela corta de Adania Shibli.
Traducción Diego Leiva Quilabrán
Una mañana de octubre del 2003, una joven palestina está totalmente concentrada en el periódico israelí Haaretz. Cuando levanta la vista, algo ha cambiado. Un reportaje de un periodista israelí documenta con detalle la violación grupal de una mujer palestina beduina –en realidad, una niña– por parte soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel el 13 de agosto de 1949. El hecho y el artículo conforman los nudos temáticos de Un detalle menor, la novela de Adania Shibli (Hoja de lata, 2019). Ni el hecho ni el revelador artículo son inventos, ambos son reales.
Cuando la mujer palestina de la novela lee sobre la violación, queda paralizada por un pequeño elemento. La violación y el posterior asesinato ocurrieron exactamente 25 años antes de su nacimiento, y ahora, más de 50 años después, ella lee sobre eso y decide investigar la historia. Quiere, como dice la gente tan frecuente y prosaicamente estos días, darle voz a los/aquellos anónimos/sin nombre.
Adania Shibli merece ser más conocida, al igual que la literatura palestina en su totalidad. Pero –y aquí nos enfrentamos con el problema de delimitar–, ¿qué es exactamente la literatura palestina? ¿Quién la escribe? ¿Personas de las comunidades en diáspora, palestinos americanos, por ejemplo, personas en Cisjordania o en la Franja de Gaza o aquellos que viven en Israel, musulmanes árabes o cristianos que aún conforman el 20% de la población del país?
La literatura palestina es difícil de definir, además, por su naturaleza políglota. Figuras canónicas como Mahmoud Darwish o Emil Habibi escriben en árabe. Pero Sayed Kashua, unos de los autores árabe-israelíes más conocidos, escribe sus novelas en hebreo y recientemente dejó el país rumbo a Estados Unidos, en protesta, según ha dicho, contra la sofocante situación política. Y las novelas escritas en español también deben contarse, incluyendo la crónica de Lina Meruane Volverhse Palestina. La familia de Meruane emigró desde Beit Jala, en la actual Cisjordania hacia Chile, el país con la comunidad palestina más grande fuera de Medio Oriente.
Los detalles nos atraen, despiertan nuestro interés
La autora Adania Shibli habla seis lenguas, vive en tres países y su historia familiar atraviesa cuatro naciones y regiones históricas: el Imperio Otomano, el Mandato Británico, Cisjordania e Israel. Quizá eso hace de Adania Shibli una típica palestina de la diáspora, proveniente de las clases medias letradas, alguien que retorna una y otra vez a su lugar de origen. Enseña regularmente en la Universidad de Birzeit, cerca de Ramallah.
El hecho de que naciera en 1974, al igual que la protagonista sin nombre de su novela, y también que alguna vez vivió en Ramallah, son solo otras minucias, el punto aquí no es jugar al detective de la autobiografía. La cuestión es algo mucho más relevante hoy en día: ¿por qué nos sentimos tan cercanos al destino de una persona en ciertos momentos y por qué nos pasa por el lado en otros?
“Por supuesto, esto puede sonar a puro narcisismo, el hecho de que lo que me atrajo del incidente, lo que hizo que comenzara a perseguirme, fue la presencia de un detalle realmente menor comparado con los grandes elementos del incidente, lo que solo puede describirse como trágico”, confiesa la narradora. Pero no tiene motivo para sentirse avergonzada. Los detalles capturan nuestra atención, nos atraen, despiertan nuestro interés.
La primera parte de Un detalle menor entrega un relato fríamente sobrio de los últimos tres días de la vida de la beduina sin nombre. Todo lo que refiere a ellos es difícil de sobrellevar. La distancia que mantiene la voz narrativa, mientras se queda cerca de uno de los perpetradores. El oficial a cargo de la unidad especial –un hombre que también permanece sin nombre– es picado por un animal, probablemente un escorpión, la noche anterior a que su grupo se cruce con el grupo beduino.
De ahí en adelante, los eventos se desarrollan como una especia de delirio. La herida supurante que esconde de sus hombres, el calor que deforma las imágenes y los descampados del desierto de Negev, el polvo que se cuela en todo, el poder destructivo de sus soldados. Finalmente, él mismo se vuelve un violador: “se abalanzó sobre ella, su mano buscando la boca para cerrarla. Al hacerlo, ella aprieta los dientes con fuerza y lo muerde. Retira su mano rápidamente y desliza la otra por su pelo”.
Shibli deja el contexto histórico fuera de su historia, no gasta una sola palabra en el acuerdo de cese al fuego con Egipto que estaba siendo negociado en ese momento y así danza alrededor de la frase “crimen de guerra”, que siempre es el término equivocado. Solamente una vez escuchamos que el oficial dice que su unidad está detenida en el desierto no solo para asegurar la frontera sur con Egipto, sino para “limpiar” el desierto de “cualquier árabe que quede”. La primera parte de la novela termina con el asesinato de la chica beduina y, si el libro hubiera terminado allí, Shibli podría ser acusada de explotar un sufrimiento terrible en el nombre de la literatura.
La definición de Edward Said
Edward Said, un palestino de la diáspora y temprano teórico poscolonial, intentó definir la literatura palestina en 1986. La literatura palestina, argumenta, es formalmente inestable y trata de “sobrellevar la imposibilidad casi metafísica de representar el presente”. Consiste en composiciones fragmentarias “en que la voz narrativa sigue tropezándose consigo misma, con sus obligaciones y limitaciones”. Edward Said escribió esto mucho antes de que Adania Shibli se convirtiera en escritora. Sin embargo, es revelador que, en la segunda parte de la novela, la narradora en primera persona está afectada por sus obligaciones históricas y sus limitaciones presentes.
¿Su obligación? Evitar que la mujer asesinada termine sin nombre en el vertedero de la historia: “como si fuera nadie, fuera a serlo por siempre, y nadie nunca fuese a escuchar su voz”. ¿Su limitación? Con su pasaporte palestino, está inmóvil; el pasaporte cisjordano figura, junto con el afgano y el sirio, como uno de los “peores” en el mundo, prácticamente sin esperanza de que se le concedan visas para otros países.
En busca de respuestas, la narradora se consigue una identificación israelí con un colega; con la de ella misma sería devuelta al puesto de control de inmediato. La versión palestina de un viaje por carretera: viajando ilegalmente, con un pasaporte prestado, en un auto prestado y hablando un hebreo dudoso, esta joven no emprende una aventura para explorar lugares lejanos, sino para descubrir una región apenas al otro lado del muro, solo a entre diez y cien kilómetros del lugar donde nació.
Hay dos mapas en el asiento de pasajeros: uno anterior y otro posterior a 1948. El distrito portuario de Tel-Aviv, con su archivo central del Ejército Israelí es su primera parada. A esa parte de la ciudad ella le llama “Yafa”, en árabe, en vez del hebreo “Yafo”. Son solo los turistas los que pueden equivocarse y confundir estos nombres. Con un toque sutil, Adania Shibli está haciendo una referencia al voleo a una guerra que se cierne sobre los nombres en estas dos lenguas semíticas estrechamente relacionadas.
El hecho de que en Israel, una nación acostumbrada al conflicto, ninguna acción carece de un mensaje implícito, ningún rasgo fenotípico o prenda de vestir carece de una categorización étnica o religiosa, es una lección que Un detalle menor nos deja. Llevar la mano irreflexivamente al bolsillo para tomar un chicle puede parecerle a un observador el estar sacando un arma.
De entre las ruidosas y polarizadas voces que rodean el conflicto en Medio Oriente, Shibli es una tranquila, minuciosa y precisa observadora. Sería bueno escuchar más de ella. Afortunadamente, la literatura no tiene que darnos análisis políticos, pero puede mostrarnos la suerte de un individuo.
Y eso es algo que podemos aprender con Un detalle menor: cada conflicto político, ya sea cercano o lejano geográficamente, produce vidas que se enfrentan a sus propias limitaciones antes de que puedan realmente comenzar.
Texto original en alemán por Miryam Schellbach.
Traducido de la versión en inglés de Ruth Martin: https://en.qantara.de/content/adania-shiblis-minor-detail-what-is-palestinian-literature-exactly


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