Still Be Here. La multiplicidad de Hatsune Miku
Rodrigo Zamorano
Laurel Halo y Mari Matsutoya[1]
Nombre: Hatsune Miku
Fecha de lanzamiento: 31 de agosto de 2007
Edad: 16 años
Altura: 158 cm.
Peso: 42 kg.
Géneros sugeridos: pop, dance, house, techno, crossover
Rango de tempo sugerido: 70-150 bpm
Rango vocal sugerido: A3-E5, B2-B3
La gota de sonido que buscabas
探していた一滴の音
Una estrella pop usualmente es el producto de un esfuerzo colectivo. Compositores, productores, managers, sellos, discográficas, agentes de prensa, profesores de canto, stage parents,[1] representantes, estilistas, promotores, directores de videos musicales, otros agentes de la industria y los fans se unen para hacer que la voz, el rostro y la personalidad –la estrella pop– se vuelva extrahumana: para que alcance la inmortalidad a través de sencillos y álbumes exitosos. Sus canciones encuentran un explosivo eco en grandes grupos de personas, dando justo en el cruce entre lo pegajoso, lo emotivo, lo que está de moda y la actitud contemporánea. Los éxitos son cantados por multitudes y usados para cobrar regalías y llenar estadios, para volverse banales y ser olvidados, y quizás para vivir segundas vidas sampleados o versionados por las siguientes generaciones de estrellas pop. Estas canciones y los catálogos de los que forman parte generan líneas de tiempo de claves culturales, revelando las dinámicas sociales en desarrollo a través de las cuales el gusto común y el deseo cambian a través del tiempo.
Hatsune Miku es única entre las estrellas pop activas en la actualidad porque su catálogo de canciones es más grande que el de cualquier otro artista en la historia mundial. Puede sonar dramático, pero la diminuta joven de perpetuos 16 años y coletas turquesas del largo de su cuerpo cuenta con más de 100.000 canciones en su catálogo. Lo que también es único acerca de Miku es que estas canciones son casi totalmente escritas por sus fans: Miku literalmente canta sus palabras para ellos. Ella es el rostro, la figura y la personalidad del software Vocaloid 2 de Crypton Future Media. Cualquiera con acceso al software puede programar canciones para que ella las cante, encadenando sílabas a una melodía en una línea de tiempo, añadiendo momentos melismáticos, acentuados o suaves. Es posible incluso controlar la intensidad y duración de su vibrato. Miku es básicamente creada por sus fans para ser consumida por ellos.
Miku es un ejemplo típico tanto de la cultura doujin en Japón –es decir, creaciones amateurs y autopublicadas por los fans, basadas en personajes famosos– como de los nijisousaku, que se traduce literalmente como derivados secundarios. Pero como sus fans también crean su enorme catálogo, Miku representa un híbrido hasta ahora inédito de pop, doujin y cultura nijisousaku: es el elemento conductor simultáneamente receptivo y reflectante de sus fans; un depósito para las emociones, ambiciones y talentos de aspirantes a compositores, productores y artistas discográficos; y una voz que canta canciones escritas por las masas para las masas. Varias de sus canciones han entrado en los rankings japoneses, y decenas más tienen millones de visitas tanto en YouTube como en Niconicodouga, el equivalente japonés de la plataforma de videos. Los fans también producen sus videos musicales: desarrolladores han creado modelos 3D de Miku de código abierto que pueden ser coreografiados en Miku Miku Dance (MMD), un freeware generado por los usuarios, con ambos elementos siendo ya parte intrínseca de todo el proceso de creación. Así proliferan los videos escritos por fans y animados por fans.
Crypton Future Media fue visionario identificando el potencial viral doujin de Miku, y ha permitido casi sin poner obstáculos sus derivaciones, siempre y cuando no dañen al personaje ni hieran u ofendan a nadie. Esta libertad no solo causó un enorme incremento en las ventas de Vocaloid 2, sino también una explosión masiva del contenido de Miku. En pocos años, la propia Miku comenzó a ser más que una mascota, volviéndose una estrella pop con una personalidad y con un poder de marca que excedía con creces el alcance del software de canto. Durante este tiempo, varias compañías, entre ellas Google, Toyota y Family Mart, la incluyeron en su publicidad, y continuaron apareciendo productos asociados adicionales, incluidos el videojuego de ritmo Hatsune Miku: Project DIVA de SEGA y los pedales de efectos vocales MIKU STOMP de Korg. Y, por supuesto, ella ha dado y continúa dando conciertos a audiencias de miles de personas a lo largo y ancho del mundo, presentándose en el escenario con una banda en vivo tras ella, así como también a las audiencias unipersonales que miran desde las habitaciones de sus hogares.
Still Be Here es una performance híbrida en torno a Hatsune Miku, creada colaborativamente por cinco artistas de distintas disciplinas: la artista sonora Mari Matsutoya, la compositora Laurel Halo, los artistas digitales Martin Sulzer y LaTurbo Avedon, y el coreógrafo Darre Johnston. Nuestro objetivo fue crear una obra que reflexionara sobre las distintas identidades paralelas de Miku al modo típico de su creación: en red y de manera colaborativa. Nos reunimos bajo el nombre de Hatsune Miku para explorar una existencia colectiva en una sociedad regida por el capital. Buscamos arrojar luz no solo sobre la estrella pop virtual, sino también sobre los protagonistas tras ella, más allá de la pantalla. Con esta obra intentamos descifrar los componentes de su ilusión, de su estrellato, de su naturaleza como fantasía colectiva, todo lo cual nace de un script del software Yamaha Vocaloid y un personaje con licencia Creative Commons de Crypton Future Media.
El formato de Still Be Here se encuentra en un punto intermedio entre el concierto y el documental, usando materiales visuales, musicales y de letras tanto originales como existentes; la obra se ubica en la precaria zona gris habitada por numerosos productores anónimos que utilizan material derivativo, incluidos los creadores doujin de Miku. Las canciones en la obra son composiciones originales, pero las letras están tomadas de diversas fuentes: la canción folclórica que subyace a una conocida tonadilla de cruce peatonal en Japón; fragmentos de varias canciones de Miku; una carta de amor de un fan; eslóganes de las corporaciones que la han usado como mascota.[2] Sus secuencias de baile fueron capturadas cuadro a cuadro de la performance en vivo de una bailarina e injertadas en el hermoso modelo de Miku del ilustrador Tda, usando videos de música pop como puntos de referencia para sus movimientos. Su entorno está hecho de varios componentes de escenarios y utilería de MMD, disponibles gratuitamente a cambio de créditos.
Cuando el software Vocaloid se puso a disposición del público por primera vez, las canciones de Miku eran escritas desde “su” perspectiva, con letras sobre su experiencia “personal” definidas por su edad, su condición de estrella pop aún no consagrada y la relación con sus compositores y productores “maestros”. Los supuestos problemas de muchacha adolescente –amor, añoranza, chicos lindos, inseguridad general– se mezclaban con los problemas existenciales que van de la mano con ser una estrella pop virtual: explorar la relación entre ella misma y sus compositores, sus ambiciones por alcanzar el número uno en los rankings, mantener su relevancia pese a ser una experiencia exclusivamente digital. Existe una considerable cuota de rabia por la impermanencia y el desequilibrio de poder en sus canciones; la relación entre Miku y sus “maestros” a menudo es tensa, con la cantante queriendo ser exitosa para ellos, pero sintiendo que nunca realmente está a la altura de la tarea. Ciertas canciones, como “The Disappearance of Hatsune Miku”, llegan incluso a retratar a una Miku suicida y que se odia a sí misma, que quiere dejar de existir, ser borrada (haciéndose eco, quizás, del extendido deseo de querer limpiar de Internet la “verdadera” propia identidad). Tal como con una celebridad real, vemos a Miku pasando por varias fases de crisis de identidad que son rastreables a través de su repositorio de letras. Esta perspectiva es evidente en el hecho de que las primeras canciones en iTunes que usaban Vocaloids se acreditan simplemente a Hatsune Miku, y los nombres de los productores no aparecen en ningún lugar. Solo con posterioridad las canciones comenzaron a acreditarse como [nombre del productor] ft. Hatsune Miku; y más adelante solo con el nombre del productor.
Me levanto por la mañana
Y de inmediato empiezo a pensar en ti
Decidí cortar mi flequillo
Solo para escucharte decir “¿Qué pasó?”
朝目が覚めて
真っ先に思い浮かぶ君のこと
思い切って前髪を切った
「どうしたの」って聞かれたくて
–ryo, “Melt”
Los usuarios se acostumbraron a la idea de Miku como una cantante envasada, y gracias a este cambio ella fue capaz de alcanzar cierto grado de autonomía. Las letras ya no estaban vinculadas con su supuesta visión de mundo, expresando más bien la de los productores. Consideren el hecho de que muchos periodistas musicales japoneses (incluido Tomonori Shiba, autor de Why Did Hatsune Miku Change the World?) identifican la canción “Melt” como un punto de inflexión para el Hatsune Miku-genshou (fenómeno Hatsune Miku). En “Melt”, Miku retrata a una tímida muchacha que corta su flequillo para que su novio lo note, una experiencia genérica pero del mundo real que no es específica de la perspectiva de Miku como estrella pop virtual. Aquí la autonomía es su escape del manejo como marioneta por parte de sus creadores, siendo reconocida en cambio simplemente como una cantante, con letras que al mismo tiempo están desacopladas de su experiencia y que poseen una expresión metafórica humana compleja. Este fue un tremendo momento para los desarrolladores originales del software Vocaloid, pues significó que, por primera vez, Miku era reconocida no solo como la cantante digital atrapada en tu computador, sino como una figura pop más universal.
Al mismo tiempo, debido a su accesibilidad al público general, “Melt” dio origen a una reacción en cadena de otro tipo de producciones, a saber, las canciones utattemita y posteriormente odottemita (traducción literal: “Intenté cantarla” e “Intenté bailarla”, respectivamente), en las que los creadores amateurs comenzaron a cantar y bailar las canciones Vocaloid como humanos. Se pueden encontrar innumerables videos en YouTube y Niconicodouga de jóvenes aspirantes a cantantes y bailarines cantando y bailando conocidas canciones de Vocaloid, a menudo con elaborados disfraces y fondos, con miles de visitas. No resulta sorprendente, entonces, que muchas canciones de Vocaloid hayan llegado a la cima de los rankings de las canciones de karaoke más pedidas. Ya se ha vuelto completamente habitual para los asistentes a los karaokes japoneses aprender de memoria las melodías y letras de los Vocaloids para obtener altos puntajes en sus participaciones (los sistemas de karaoke japoneses tienen marcadores para los clientes más comprometidos).
Finalmente te alcanzo
君にたどり着く
En Still Be Here, las canciones y sus “videos musicales” asociados se intercalan con entrevistas con expertos en Miku: el profesor de estudios de medios Mitsuhiro Takemura; el creador y figura paterna de Miku, Hiroyuki Itoh; el cosplayerRudolf Arnold; y Ann Oren, una artista que actualmente dirige una investigación sobre los cosplayers de Miku. Todos los entrevistados aparecen en la pantalla como diferentes variaciones de Miku a medida que hablan, rompiendo nuevamente la ilusión de un concepto específico de Miku en lo general o lo múltiple, y dando cada uno su propia opinión. El profesor Takemura contextualiza a Miku a medio camino entre el concepto de Benjamin de las fantasmagóricas trabajadoras sexuales y el “angelismo” de McLuhan, una trampa distópica en la cual la adhesión exclusiva a conceptos puede causar un gradual rechazo de la carne. Itoh, su creador original, la describe directamente como un “personaje producto”, un emprendimiento diseñado para cautivar la imaginación del consumidor y hacer proliferar así las copias del software Vocaloid. Arnold, el cosplayer, tiene quizás una posición más matizada: el profesor de matemáticas alemán de más de sesenta años es entrevistado en su sala de clases completamente ataviado con su disfraz de Miku, describiendo las varias armas al estilo James Bond del disfraz; si un disfraz de Miku regular podría ser el de una escolar ligeramente tecnologizada con detalles de maquillaje facial color turquesa, su Miku es una máquina de lucha cuasi-mecha de charol con una máscara facial polarizada y rastas cybergóticos (hay momentos tiernos en el video de la entrevista: los sonidos mecánicos de las “armas” de su Miku al desplegarse desde su torso, sus “jet packs” golpeando sobre el escritorio de un estudiante). Oren describe las acciones de estos cosplayers como demostraciones de “amor al personaje” y nota cómo este fanatismo extremo a menudo no conoce restricciones de edad o género.
La obra también nos lleva a través de distintas dimensiones espaciales. El segmento de Arnold es el único punto en el cual se muestra metraje de la vida real, mientras que el resto de la obra consiste en realidades representadas. Miku en el centro del escenario oscila entre estas realidades en lo que quizás podríamos llamar 2.5D, una dimensión entre lo animado y lo real que se está volviendo cada vez más popular en Japón. Moverse en las brechas entre el personaje bidimensional y el fan de la vida real, y desdibujarlas, es un aspecto central de la cultura doujin y manga. Consideren que Saki Fujita, la actriz vocal tras Hatsune Miku, se ha vuelto una especie de celebridad por derecho propio, al igual que las otras actrices vocales tras la serie Vocaloid, que regularmente se presentan en escenarios para los fans de Vocaloid – y también a pedido, deslizándose, de manera ocasional y no poco inquietante, en las voces “reales” de sus personajes de Vocaloid. Vinculado con este desdibujamiento está la práctica común del cosplay y la incesante búsqueda por “volverse” el personaje amado. Ahora existen piezas usables que, al modo de un casco, pueden instantáneamente transformarte en quien sea que quieras al ponértelas; ya no basta con usar elaboradas pelucas, disfraces o maquillaje para emular a los personajes – existe una distancia demasiado grande entre humano y personaje. Cuando mejor funciona el efecto es cuando se toman fotografías que son reducidas de vuelta a la bidimensionalidad. Mientras más 2D, más real.
Esta brecha discordante arroja cierta luz sobre las críticas que Still Be Here recibió en algunos de los foros de fans de Vocaloid. Para algunos, se trataba de una adaptación poco fiel de su princesa pop, que traicionaba su forma original. A otros les preocupaba cómo la audiencia general la percibiría (y, por ende, cómo percibirían el culto en torno a ella) si este fuera su primer encuentro. Para otros, los espectáculos de luces, los extravagantes cambios de disfraces, las pegajosas canciones famosas y otros sellos distintivos de sus shows habituales estaban ausentes. Por otra parte, muchos fans abrazaron la idea de una Miku fluida y cuya forma es mutable, defendiendo la cultura de la diferencia. Después de todo, un vistazo a la página de descarga del modelo MMD confirma que es posible encontrar numerosas versiones generadas por usuarios (incluyendo pero no limitándose a Miku bebé, Miku mamá, Miku policía, incluso Miku hombre). Al crear esta obra, tocamos las terminaciones nerviosas de una poderosa ilusión, y nos encontramos así atrapados en el punto de mira de los fans más fervorosos de Miku, aquellos apasionados individuos tan fundamentales para su ourobórica celebridad.
¿Cuál sería entonces la forma “original” de Miku? Tal como los copos de nieve solo pueden adherirse a su forma cristalina y hexagonal, así también Miku es simplemente un conjunto de parámetros definidos por Crypton Future Media. Su prototipo podría en este caso corresponder a los dibujos oficiales del ilustrador, Kei, pero el vasto mar de derivaciones promovidas por la licencia Creative Commons asegura que ella nunca será reducida a una única representación. Esta multiplicidad es su poder, y fue también el foco de nuestra obra. Es lamentable que tanta literatura sobre Hatsune Miku tienda a concentrarse en el aspecto de “víctima” de su existencia, porque por su propia naturaleza ella se alza por sobre cualquier subjetividad o emoción, y es muy capaz de señalar racionalmente ciertas fallas en nuestra propia sociedad, siendo una obvia el tratamiento de los íconos femeninos como objetos.
[1] Originalmente publicado como “Still Be Here. The Multiplicity of Hatsune Miku”, en After Us 2 (2017). Disponible en https://www.aft3r.us/still-be-here/ Traducción de Rodrigo Zamorano.
[2] N. del T.: locución inglesa usada para referirse a las madres y los padres de niñxs y adolescentes que tienen o comienzan carreras artísticas. El término tiene una connotación negativa, que apunta a un interés excesivo, al cumplimiento de sueños o ambiciones de manera vicaria, y a la frecuente explotación subyacente en este tipo de dinámicas.
[3] Véanse “As You Wish”, https://www.youtube.com/watch?v=aap4eLlt2WI&ab_channel=StillBeHere; y “Until I Make U Smile”, https://www.youtube.com/watch?v=9VQoEDv5rVU&ab_channel=StillBeHere
Rodrigo Zamorano (Santiago, 1989). Realiza trabajos de edición y traducción para distintas publicaciones. Vive en Valparaíso con su perrito Poroto.


Deja un comentario