La perfecta horizontalidad de la partitura
Madrigal de Angelo Solari

Macarena Bertoni

Madrigal es una obra de teatro que desafía la puesta en escena teatral y a todos quienes la conforman. Lo hace desde su título, el que alude a un tipo de composición vocal y poética de contenido generalmente amoroso. 

La propuesta de la obra Madrigal que, al menos en parte, es el resultado de una residencia artística en el teatro La Memoria, se define como transdisciplinar. Es decir, es un planteamiento creativo que atraviesa las supuestas líneas que separan las artes y evidencia el flujo entre la música, la escritura dramatúrgica y poética, el diseño de luces y el sonido. Creando una polifonía entre lo musical, verbal y visual.

Madrigal es una escritura en partitura, por lo que permite una visión y relación que no es posible en la escritura literaria y su sentido lineal. La partitura da la posibilidad de que lo dicho tenga la potencia de las voces al cantar, sin ser voces musicales. De ese modo, permite que las voces se encuentren, se superpongan, esperen. Esta decisión redobla el lugar que la poesía da al sonido y, desde el orden propio de la escritura musical, propone una forma para ella. 

El ejercicio para la composición de esta obra es de una exigencia mayor: encontrar en la clave transdisciplinar una potencia de composición y creación particular es una cosa, pero ponerla en juego en escena se trata de algo distinto.

En el escenario hay tres parejas sentadas a una distancia similar una de otra, con variaciones: qué tan enfrentadas están sus sillas y, por tanto cómo esos cuerpos se enfrentan o no, se mueven o no para hablar con quien está enfrente y cómo se disponen hacia nosotros los espectadores; sillas parecidas pero no iguales, con una ampolleta sobre cada pareja; además hay un diseño de luces y sonido que se irá desplegando también con variaciones y repeticiones en ese espacio que queda entre cada uno de los actores o actrices que conforman las parejas.

Las repeticiones, los silencios y los movimientos están en las actrices y actores, en la iluminación, sonidos y la música. Incluso en la misma escenografía que, aunque se mantiene constante, irá cambiando y teniendo «movimientos» para el espectador a partir del efecto que genera el desplazamiento de los otros elementos de la composición escénica.

Ser testigo de la apuesta de Madrigal es una invitación para ir desarmando, capa tras capa, nuestra intención de atrapar un contenido, de clasificar, de buscar la acción en lo dicho. Se trata de dar paso a que la repetición abra una cualidad de las palabras que descansa principalmente en el sonido y los tiempos en que entra, se superpone o calla. 

El asombro y la belleza de esta experiencia está en que, junto con desatar unidades de significados y expectativas de sentido, habrá algo irreductible allí y en el significado de las palabras, anudadas en alguna frase, con que podría quedarse cada espectador. Como cuando la vibración de las notas de un instrumento de cuerdas va disminuyendo y un sonido queda; se percibe más justo en el momento en que se va apagando.

La polifonía de esta composición está en los sonidos, pero también en un todo armónico que se forma con la luz, los cuerpos, los movimientos y la escenografía. El calce de todos los elementos de la composición se juega en la puesta en escena que exige a las actrices y actores precisión y delicadeza que permiten que el montaje no se desajuste, pero tampoco se mecanice. 

Madrigal (2024)

Dirección y composición: Angelo Solari

Elenco: Ignacia Agüero, Luis Cerda, Ana Corbalán, Elvira López, Santiago Meneghello, Cristóbal Muhr.

Diseño iluminación: Diego Muhr

Escenografía y vestuario: Natalia Geisse

Sonido: Vicente Larroulet

Producción: Pablo fuentes

Lugar: teatro La Memoria. Bellavista 0503.

Temporada: 13 al 30 de junio

Funciones: jueves a sábado 20:30 hrs. Domingo 19:30 hrs


Macarena Bertoni Fiorini (Santiago, 1979). Psicóloga Clínica de la Universidad de Chile de orientación psicoanalítica. Diplomada en traducción literaria de la Universidad Católica (2021). Desde el año 2011 ha colaborado con el director teatral Cristian Plana en el análisis de texto y la estructura de los personajes a través tanto de algunas nociones psicoanalíticas como de obras literarias. Entre estas colaboraciones se encuentra el análisis de texto para las obras Gastos de representación y yo soy el cartón que hace que la mesa no cojee del dramaturgo chileno Alejandro Moreno Jashés, ambas obras presentadas en la muestra nacional de dramaturgia del año 2014 y 2018 respectivamente. Durante el 2022 realizó, junto al colectivo recién egresado de teatro de Universidad Mayor, el fundamento teórico para la puesta en escena de Esquilo en Matucana 100. Este año 2023, colabora en la asesoría teórica de la obra de danza Formas Monstruosas de la compañía Núcleo Blanco.

Ángelo Solari (San Antonio, 1981). Pianista, actor, compositor y director de teatro. Entre 1992 y 1999 realiza estudios de piano en el Conservatorio de Música de la Universidad Católica de Valparaíso. Licenciado en Actuación (2003) y Licenciado en Música con mención en Composición Musical (2009) de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

Deja un comentario

Previous Post
Next Post